viernes, 10 de abril de 2020

El régimen de abstinencia sexual en la pareja


El régimen de abstinencia sexual en la pareja
Por Miguel Ángel Pichardo Reyes

La histerización sexual en la pareja

En sus estudios sobre la histeria Freud proponía la hipótesis que en una relación matrimonial era el esposo quién propiciaba la histeria en su pareja. Esta aseveración resulta muy interesante para la Sexoenergética Neo-Reichiana, especialmente porque plantea lo que posteriormente Wilhelm Reich denominará como el matrimonio compulsivo y su inherente miseria sexual.

De alguna forma Freud se comporta como un analista social o un antropólogo, pues plantea que la histeria femenina tiene un origen social: el vínculo matrimonial tradicional, y de forma particular, a decir de Reich, en los códigos morales que legitiman un orden simbólico jerárquico dentro de la relación de pareja. Pero aún más, cuando Freud se refiere a la histerización de la mujer en la relación de pareja, su análisis permite especificar la fuente de dicha epidemia psíquica: la frustración sexual. De forma sorpresiva, Freud reconocerá que cuando la represión sexual masculina opera en la relación de pareja este lleva a un vínculo patológico, donde la mujer se ve frustrada en sus necesidades libidinales, viendose en la necesidad de aplazarlas a condición de experimentar una insoportable insatisfacción que bordea la locura.

La histerización de la pareja se define por un estilo vincular masculino basado en la distancia, la frialdad, el control, la falta de pasión, la disminución del erotismo y finalmente la abstención sexual. Mientras tanto, en la cultura machista, patriracal y sexofóbica, el masculino tiene la posibilidad de satisfacer su deseo sexual con otras mujeres u hombres, generando un cerco de pureza sexual alrededor de la pareja femenina, la cual será revestida de virgen, y posteriormente, de madre. El retiro de la energía sexual de la pareja establecerá un suerte de abandono libidinal, una disolución del vínculo erótico-sexual que engendrará un conflicto altamente patológico en la mujer. La locura histérica, que sería una locura sexual, es el síntoma de una patología que se gesta en el seno del modelo de familia.

La función patológica de la moral sexual religiosa

Reich será implacable con respecto al origen familiar de esta locura sexual que se manifiesta en la histeria: la moral sexual religiosa. El operador de dicha moral sexual es el hombre, quién tiene como mandato inconsciente ser garante de la pureza sexual, imponiendo una serie de reglas sexuales a la mujer, y en particular al cuerpo sexuado de la mujer. Esta desexualización del cuerpo femenino lleva necesariamente a una desvalorización de la energía sexual femenina, culminando en su negación. Toda negación de la sexualidad es una negación de la vida pulsante en el propio cuerpo.

Esta desexualización femenina es un requisito para llevar a cabo el proceso de domesticación de las mujeres. Será necesario castrar a las mujeres a través del rechazo sexual para generarles un núcleo de culpa y angustia que disminuya sus capacidades vitales, llevándolas al borde de la enfermedad y la locura.


El amor romántico es la principal forma de engaño operado por los hombres y dirigido a las mujeres para atraparlas en el modo social de disciplinamiento del cuerpo: la familia tradicional. El amor romántico consiste en anteponer el amor al sexo. Aplazar el sexo a través de una serie de mediaciones burocráticas que afiancen primero un vínculo amoroso desexualizado. Quizás la asociación primera con este vínculo desexualizado sea el de los padres y los hermanos. De alguna forma el amor romántico ubica a sus operadores en el lugar del amor filial, más que en el amor erótico. La ruptura de este tabú filial trae consigo la carga culpógena del incesto. Sólo a través del rito del matrimonio la pareja queda exculpada del incesto inconsciente, dando lugar a la legalidad del acto sexual, siempre y cuando sea para la procreación.

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